El maíz es uno de los cereales más consumidos en el mundo. Se utiliza para la alimentación humana y animal, así como para la realización de materia prima en la producción de almidones, edulcorantes, dextrinas, aceite y otros derivados de su proceso de fermentación, lo convierte en un producto que no solo ha sido fundamental en el pasado y en el presente, sino que tiene un futuro asegurado para sus usos dentro y fuera de la industria alimenticia. Dado que el almidón es el componente mayoritario del grano, se le han encontrado múltiples aplicaciones, para la extracción y procesamiento de los productos industriales derivados de él, existen dos tipos de molienda: la seca y la húmeda.
Al maíz se le encuentra presente en la elaboración de más de cuatro mil productos, los mayores campos de aplicación del almidón industrial están en las industrias papelera, textil, minera y de detergentes. Mientras que el almidón alimenticio se utiliza como controlador de la textura de alimentos infantiles, como antiadherente, moldeador y espesante en la confitería, pero también en la industria cervecera como fuente de hidratos de carbono para el proceso de fermentación.
Los edulcorantes obtenidos a partir del maíz se encuentran en diversos productos alimenticios. En el caso específico de la dextrosa debido a sus propiedades edulcorantes y espesantes es empleada principalmente en panificación industrial, helados y productos lácteos.
El jarabe de maíz de alta fructuosa, mejor conocido por sus siglas en inglés HFCS, es ampliamente utilizado en la industria refresquera. Por varios años recibió mala fama por algunos estudios que lo relacionaban a la obesidad, recientemente dichos estudios fueron encontrados sin fundamento suficiente, por lo que su uso sigue siendo de altos volúmenes en empresas de la industria de los refrescos.