Empiece su cultivo con unas semillas de alto vigor, germinación homogénea, limpieza sanitaria y respaldo técnico. Aplique a las semillas un tratamiento con un insecticida adecuado y registrado para uso como tratamiento de semilla, lo anterior permitirá proteger la planta durante su periodo de establecimiento (primeros días después de germinación).
Programe la siembra en las fechas concertadas con el ICA, buscando tener la mejor oferta ambiental para el cultivo. Cultivos superpuestos pueden general severas infestaciones de Dalbulus maidis y resultar en transmisiones de patógenos y daños significativos en los rendimientos.
Establezca el número de plantas acorde a las recomendaciones del hibrido y asistente técnico, los recursos económicos, híbridos, nutricionales y de manejo. Una alta población sin un adecuado manejo agronómico puede favorecer el estrés fisiológico, el incremento de la población de insectos vectores y la dispersión de patógenos.
Realice monitoreos constantes de las poblaciones de insectos vectores principalmente en los primeros dos meses del crecimiento del cultivo, para determinar primeros síntomas e implementar medidas de manejo oportuno.
Establezca un plan de MIP que incluya diferentes herramientas de control como aplicaciones tempranas y periódicas con controladores biológicos y un programa de rotación de insecticidas incluyendo Closer™ 240 SC con la dosis 200-300 ml/ha, teniendo en cuenta el tratamiento de semillas que empleó.
Realice un adecuado manejo de malezas en el cultivo, alrededores del cultivo y canales de riego. Gramíneas como; Caminadora (Rottoboellia exaltata), Liendrepuerco (Echinochloa colona), Guardarrocío (Digitaria sanguinalis), Pasto Johnson (Sorghum halepense), Rabo de micro / Rabo de Zorro (Panicum vulpisetum) son hospederos de los patógenos y de los insectos vectores. Evite el monocultivo de maíz, realice rotaciones de cultivos.
Implemente un plan de fertilización con base en el análisis de nutrientes disponibles en el suelo.
Asegure un riego eficiente. Este es un factor clave para lograr una alta productividad, pues el cultivo de maíz es exigente en tener un balance hídrico adecuado tanto en su desarrollo vegetativo como en la diferenciación de estructuras reproductivas.